Vida sana

Resiliencia

Del inglés resilience, y esta deriva del latín. resiliens, -entis, part. pres. act. de resilīre saltar hacia atrás, rebotar, replegarse.

La definición de la Real Academia Española, (RAE): capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adverso.

Orígenes y realidad.

Se trata de un concepto que en su origen es utilizado en el ámbito de la física para hacer referencia a la capacidad de un material para recobrar su forma original o su resistencia a un golpe, choque o percusión. Con el tiempo, el concepto fue adaptado a las ciencias sociales para hacer referencia a la resistencia a las adversidades y a la capacidad de, además, salir fortalecido de dichas experiencias adversas.

Así, el origen del estudio de la resiliencia en el ámbito de la Psicología y Psiquiatría se centró en investigaciones que trataban de entender por qué algunos niños que vivían en contextos muy adversos (enfermedades mentales de los padres, problemas perinatales, abandono, abuso, guerra, hambre…) no desarrollaban problemas psicológicos.

La Asociación Americana de Psicología, (APA), la define como el proceso de adaptación exitosa frente a la adversidad, el trauma, la tragedia, las amenazas, como los problemas familiares o en las relaciones interpersonales, los problemas de salud, así como las situaciones de estrés en lo laboral o financiero.

Hoy se ha reconceptualizado aquélla famosa máxima de Charles Darwin sobre las especies, donde afirmó que en la evolución solo sobrevive el más fuerte, hoy el concepto, después de muchos estudios y evidencias, lo que prima es que la capacidad de adaptación es lo que realmente logra que las especies permanezcan. Y eso según la definición de la RAE es la resiliencia, tan necesaria en estos tiempos que vivimos; ante una sociedad de muchedumbres gigantescas, 8 mil millones de personas en el planeta, donde hay una gran prevalencia de niveles de pobreza y miseria, a pesar de que como nunca, la sociedad en general vive en mucho mejores condiciones que en cualquier época anterior, la evidencia de eso es abrumadora. La vida en su esencia ha sido una constante y permanente dificultad, una lucha incesante contra la adversidad, en la cual, en el camino, existen los fracasos y los éxitos. Esta vida llena de problemas y escollos desde luego que causan, en el ser humano, infelicidad, pero cuando se superan, originan felicidad. Dichos logros son la motivación para mantener ese incesante deseo de seguir buscándola, aun cuando pareciera que la infelicidad prevalece de manera más abrumadora. La resiliencia es esa cualidad, virtud que tenemos a nuestro alcance, se desarrolla, algunas personas la tienen de manera más “natural” que otras, pero los estudios y la evidencia empírica revelan que es posible aprenderla y desarrollarla. Hay muchas investigaciones en curso, pero con lo que sabemos, tenemos a nuestro alcance los conocimientos y herramientas necesarias para, si realmente queremos ser personas más resilientes, poder lograrlo; lo que nos deparará una mejor calidad de vida, nos recuperamos más rápido y mejor ante las caídas que el diario vivir nos depara.

La vida no se hace más fácil o indulgente, nosotros nos hacemos más fuertes y resilientes.

El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional. El aceptar que esto es así, es clave para un mejor desarrollo de la resiliencia, por nuestra naturaleza, no es posible que podamos evitar siempre el dolor, ciertamente algunas acciones podemos realizar ante eventuales situaciones que nos vayan a deparar dolor; sobre todo  porque es fundamental dentro de las funciones vitales de nuestro cerebro que la evolución nos ha dejado, preservar la especie, evitar el dolor y buscar el placer; todos los cerebros de los sapiens funcionan así, es su prioridad máxima. Entonces evitar el dolor no siempre es posible, provocado por la  pérdida de una ser amado, un despido laboral, un quebranto serio de salud, y un gran etcétera; invariablemente nos causará dolor, lo que sí es una real opción de control, si llevamos una vida consciente, es el sufrimiento, ¿cuánto estamos dispuestos a sufrir por el dolor que sentimos?, eso sí está en nuestra discrecionalidad total, aunque hay muchas personas que no son conscientes de esta posibilidad, y sufren los tiempos eternos, lo que evidentemente los puede llevar a problemas serios de salud mental y física.

Resiliencia en las empresas.

Desde la perspectiva laboral, las organizaciones pueden gestionar una cultura resiliente, si las personas podemos serlo, las organizaciones, que son agrupaciones de personas, igualmente deben serlo, y esto se logra desde la perspectiva de la gestión cultural, ya que se trata de personas, con personas y para personas; gente gestionando ser resiliente y organizaciones haciendo lo mismo, lo que lleva invariablemente a un logro superlativo en los resultados financieros y de bienestar emocional para todos.

Hoy aparecen en los requisitos de contratación de personal en las organizaciones, las llamadas “habilidades blandas”, entre ellas, la colaboración, la empatía, la buena comunicación, y un etcétera grande. Al ser un tema donde prácticamente no ha existido la educación y la formación, resulta difícil encontrar candidatos que realmente tengan desarrolladas estas habilidades. Históricamente el foco ha sido capacitar en lo técnico, en el “hacer”, (talento), esto se ha dado desde las universidades, en las empresas, los sistemas educativos en general, etcétera, nos han preparado para trabajar, y eso ha estado bien,  sin embargo, aunque en principio es muy relevante que se pretendan estas “nuevas” habilidades en las personas para integrar equipos más productivos en las organizaciones, por lo que sería de esperar que de manera paralela existan planes y presupuestos suficientes para los procesos de afianzamiento y/o desarrollo de esas habilidades que recientemente se han empezado a solicitar como requisito de admisión laboral. Para ello será necesario enfocar las capacitaciones, desarrollos, facultamientos, etcétera, en el “ser”, (talante). Y en cuanto a la resiliencia, igualmente se ha empezado a pretender que la gente también lo sea, previo a una contratación, en las entrevistas se escudriña para procurar conocer si los candidatos son resilientes. Como lo mencioné antes, es un tema de reciente estudio e investigaciones, hay mucho por conocer aún sobre este relevante tema, la resiliencia. Es muy importante que los candidatos tengan esta cualidad, hasta es posible que entre las cualidades que se buscan entre los aspirantes, sea una de las más importantes. Es altamente probable que más que la educación, la experiencia o la preparación, la resiliencia de las personas sea lo que marca la diferencia entre quien triunfa o fracasa, ya sea en el deporte de alto rendimiento, en un hospital o en las salas de juntas directivas, en cualquier actividad del ser humano. Lo que del todo parece una barrera que no puede superar la mejor de las resiliencias, es laborar donde hay un mal jefe, un jefe tóxico, desconectado de las nuevas tendencias de liderazgos.

Cultivar la resiliencia es un buen negocio para la salud de cada persona, en un metaanálisis del año 2020 se llegó a determinar, de los 27 estudios analizados a un total 13444 participantes, que la resiliencia está asociada a una mejor salud mental, menor ansiedad, depresión, estrés postraumático, etc. La resiliencia está relacionada con una mejor salud cardiaca y mental.

Características.

Diane L. Coutu, especializada en psicología y negocios, de sus investigaciones de las muchas teorías que se han esbozado en los documentos generados a lo largo de los años, concluye que hay tres características que son propias de las personas resilientes y las organizaciones resilientes.

  1. Aceptación obstinada de la realidad.
  2. Profunda convicción de que la vida tiene sentido, (propósito).
  3. Gran habilidad para improvisar, ritualizar el ingenio.

Sigue diciendo Diane, “la resiliencia es un acto reflejo, una forma de afrontar y entender el mundo, que está profundamente grabado en la mente y el alma de una persona. Los individuos y las organizaciones resilientes afrontan la realidad con firmeza, consiguen otorgar un significado a las dificultades y, en lugar de gritar desesperados, improvisan soluciones de la nada. Otras personas, no. Esta es la naturaleza de la resiliencia y su gran misterio”.

En próximos artículos desarrollaré estas tres características de las personas y organizaciones resilientes.

La resiliencia consiste en recuperarse, no en aguantar.

Atrévase a ser feliz.

La motivación, factor clave para una mejor calidad de vida.
Resiliencia, primera de tres características