Cultura laboral

Liderazgo facilitador, comunicación (3 de 5)

Asertividad.

Se trata de expresar pensamientos, sentimientos, de forma honesta, directa y correcta, respetando los pensamientos y creencias de los otros. Es una capacidad social en la que aprendemos a expresar nuestros sentimientos, emociones; donde descubrimos la manera de respetarnos a nosotros mismos sin actuar de manera agresiva.

La asertividad se puede observar en nuestra relaciones sociales; hay personas que se comunican de manera agresiva o incluso pasiva, en realidad la clave de las habilidades sociales es poder comunicarse con asertividad y empatía. Es muy útil en el trabajo, permite llegar a acuerdos más fácilmente y obtener los beneficios de un buen clima laboral.

En la vida laboral, los directores y gerentes, nuevamente son clave para el desarrollo de la asertividad como parte de la cultura de comunicación efectiva de la organización, las razones son las mismas de siempre, dar el ejemplo, sobre todo porque el personal siempre está atento y valorando si lo que se predica se hace desde las esferas más altas de la empresa, desde los líderes. Se entrena y se fomenta, no se trae de origen, por lo que como casi todo en el campo de la comunicación, este tipo de conducta hay que desarrollarla, con la gran ventaja que eleva el nivel de las discusiones y genera confianza y tolerancia.

Hay varias formas de manifestar nuestra conducta comunicativa, p.e., se sienta a la mesa en un restaurante a cenar; cuando el camarero le trae lo que pidió, se da cuenta de que la copa está sucia. Ante este asunto, podría reaccionar de tres maneras:

  1. No decir nada y usar la copa sucia, aunque a disgusto.
  2. Armar un gran escándalo en el local.
  3. Llamar al camarero y pedirle de favor que le cambie la copa sucia.

Ni la primera ni la segunda opción son apropiadas para una comunicación asertiva, la primera es una conducta pasiva y la segunda es una conducta agresiva. La tercera es una conducta asertiva.

Algunas técnicas de asertividad:

La del disco rayado, consiste en mantener firme la postura, aunque la otra persona insiste en que cambie la postura

Banco de niebla, aceptar que la otra persona puede tener razón, pero seguir manteniendo nuestro punto de vista. Reconocer alguna parte de verdad o toda la verdad en la posición de la otra persona.

Aprender a decir “NO”,

Es un hecho cultural curioso, pero nos cuesta muchísimo decir que “no” en el momento apropiado para hacerlo; sí lo hacemos en los momentos menos apropiados, en ausencia de la(s) persona(s), en corrillos de oficinas, fuera del ambiente en que debió hacerse, lo hacemos como mucha propiedad y soltura. Sin embargo, aprender a decir “no” de frente a la persona correcta, cuando va a acompañado de los argumentos necesarios que lo justifiquen, no debería representar ningún problema para la persona que lo manifiesta. No es un acto de irrespeto, no es un acto egoísta, es simplemente una argumentación más dentro de una conversación con todos los parámetros de empatía y asertividad posibles. Ahora bien, cuando dé un “no” como respuesta, además de la justificación necesaria, debe mantener una correcta postura corporal, de lo contrario el lenguaje no verbal puede jugarle una mala pasada, y sobre todo, en lo posible, ofrezca opciones, alternativas que acompañen a su “no”, es mucho mejor recibida su respuesta. Nunca la persona que recibe un “no” como respuesta acompañado de una adecuada justificación debe tomarse esa respuesta como algo personal, es un “no” a una situación particular, no es un rechazo a la persona, pero en nuestro medio, nos da miedo decir “no” por temor a las represalias personales, sobre todo si se trata de un jefe. Cuando esto sucede, es que el jefe tiene problemas de manejo de la adecuada asertividad y es una actitud manifiesta de algunas otras carencias para su puesto de jefatura.

Existen dos razones para no ser asertivos, a) la persona piensa que los otros no tienen derecho a sus creencias u opiniones; y b) las personas creen que sus derechos deben ser defendidos por encima de los de los demás, aunque sea con agresividad.

Por nuestra forma de ser, por nuestra cultura, pareciera que esta conducta de ser asertivo es quizá de las más complejas de aprender de todo el espectro de una adecuada comunicación, y en muchos casos en la vida laboral y la social, los miedos afloran fácilmente ya que asumimos posiciones supuestas, en ocasiones justificadas por acciones previas de las otras personas, llámese jefes o simplemente interlocutores dentro del circulo de influencia de nuestra vida.

Echarse un pulso en una conversación, sobre todo cuando las posiciones son con algunos desacuerdos, vamos cambiando nuestra postura corporal y terminamos hasta gritando, procurando que prevalezca nuestra opinión, creencia o punto de vista sobre los otros, y eso jamás dará paso a una efectiva comunicación asertiva. Discutir ideas, puntos de vista es bueno para la empresa o la conversación, enriquece, si se hace dentro del marco de la asertividad y la empatía, genera buenos ambientes, confianza y en ocasiones hasta crecimiento personal. En el tema laboral, el director, gerente o jefe son el centro de lo posible en este tema y en tanto otros que existen, es por eso que la transformación de los liderazgos es algo que está en marcha, y es por eso que el liderazgo facilitador es una muy buena opción, genera todo tipo de ambientes positivos y hace posible el crecimiento del personal y una mayor rentabilidad de la organización.

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