Vida sana

La vida que yo quiero

 

Este es el primer artículo de 4 sobre este tema que resulta ser clave para nuestra calidad de vida.

Todos tenemos sueños, anhelos, de cómo quisiéramos que transcurra nuestra vida, desde luego que la felicidad siempre está de primero en la fila de nuestros deseos, sin embargo, nos resulta tan distante, que a veces la vemos cómo un sueño imposible.

La libertad de elegir es una de nuestras opciones, entre las seis actividades que valora la Organización de Naciones Unidas, (ONU), para obtener el ranking de los países más felices, uno de ellos es la libertad de elegir.

La sociedad nos ha sumergido, sin que nos percatemos de ello, en una vorágine de aceleración, competencia, soledad, narcisismo puro, como nunca, que el solo hecho de mantener la cordura es un gran desafío, y si hablamos de mantener y buscar el logro de nuestros sueños en pos de la vida que yo quiero, resulta casi siempre una lucha contra todo lo establecido, siempre en función y en respuesta a nuestras circunstancias, y ahí quizá está el tema central, buscamos alcanzar esa vida que yo quiero, en nuestro exterior. Es claro que nuestras circunstancias son las que nos mueven a actuar diariamente en el estilo de vida que llevamos, tampoco podemos siquiera pensar en que no existan o que no sean relevantes. Pero si que podemos tomar la conciencia de que es una batalla perdida intentar modificar, cambiar, aquello que está en nuestro exterior y que no puedo controlar, nos desgastamos, estresamos, dejamos energía vital en esa faena, y al final el logro es bajísimo y solo logramos estrés y frustración. Lo más sensato y resiliente es aceptar la realidad que no puedo cambiar, Habrá algo en ese exterior qué si puedo optar por cambiar, aquello que elegí por propia voluntad.

Así actuamos diariamente, nuestra corta vida transcurre de manera inconsciente, el 95% de nuestras respuestas cotidianas a los estímulos externos son automáticas. Solo el 5% de esas respuestas con conscientes, razonadas, pensadas. Esto es así porque la vida en automático ahorra energía que nuestro cerebro necesita. El cerebro representa el 2% de la masa corporal, pero consume el 20% de nuestra energía.

Ese exterior nos tiene con excesos incontrolables de estrés crónico, lo que desemboca en severos trastornos de conducta, tales como depresiones, ansiedad, ataques de pánico, y un gran etcétera.

Solo les comparto un dato, de tantos que hay, de lo que nos está ocasionando la vida que llevamos versus la vida que yo quiero. Una sindemia es cuando las epidemias interactúan entre sí, generando una espiral de consecuencias negativas. Epidemia es un mal o daño que se propaga de forma intensa e indiscriminada. En el 2019 la revista The Lancet, revista médica arbitrada más antigua del mundo, publicó un estudio llamado, La sindemia global de la obesidad, la desnutrición y el cambio climático, The Lancet afirma que esta conjunción de obesidad, desnutrición y cambio climático constituye una sindemia, ya que coinciden en tiempo, en el espacio, interactúan entre sí, produciendo secuelas complejas. La obesidad, problema marginal casi desconocido hace apenas cincuenta años, se ha disparado y convertido en una gran amenaza para la salud humana en el planeta. En el 2015 teníamos 2000 millones de personas obesas, un cuatro de la población mundial. Lo que causa la muerte de 4 millones de personas al año, a lo que habría que sumarle los millones de años de vida que se dañan creando algún tipo de discapacidad. El costo mundial en procurar resolver los problemas de salud que esta obesidad crea alcanza el 2.8 % del PIB mundial, y el panorama empeora aún más cuando le añadimos las enfermedades cardiovasculares, pulmonares y diabetes derivadas de la obesidad, esto provoca un desmadre en la esperanza de alcanzar la vida que yo quiero. Si a estos datos tan absurdos por lo gigantescos que son, le agregamos el sobre peso, ya que es la antesala de la obesidad, los datos serían muchísimo más abrumadores.

¿Qué tal si volvemos la mirada hacia nuestro interior?, ya que el exterior pareciera no nos está ayudando. Pero ¿podemos lograr esa vida que yo quiero con lo que el exterior me está provocando? Somos grandes analfabetas emocionales, no nos conocemos a nosotros mismos, y eso es un gran lastre que llevamos.

Las respuestas a estas simples preguntas, para que no se olviden, ya que son muy relevantes, es preferible que queden escritas en un sitio donde puedan estarlas recordando.

Conocer las preguntas correctas es mucho más relevante y de provecho que tener las respuestas.

  1. ¿Cómo defino esa vida que yo quiero?
  2. ¿Cuál es mi propósito de vida?
  3. ¿Conozco, adopto y uso mis fortalezas de carácter?
  4. ¿Cómo están mis vínculos sociales, esas redes sociales de carne y hueso?
  5. ¿Mi vida laboral es congruente con la vida que yo quiero?

Parecieran preguntas muy triviales, sin embargo, de las respuestas a conciencia depende que podamos enrumbarnos hacia una mejor calidad de vida. Sobre todo, cuando todo va a depender de mi disciplina, constancia, preparación, voluntad y pasión que ponga sobre la mesa, para llevar adelante los cambios que el logro de esa vida que yo quiero conlleva,

En un estudio reciente realizado en la Universidad de Stanford, solo el 21% de los entrevistados tenían claridad sobre la vida que quieren tener, sobre el significado de lo que es una vida buena. Solo el 9% tenían claro cuál es su propósito de vida. Estos datos se repiten las veces que se hagan este tipo de estudios; parece un sin sentido, queremos una vida buena, pero no gestionamos las bases necesarias para ir por ella.

Cambiar es una de las acciones personales más complejas a la que nos podemos enfrentar, ya que presupone salir de la zona donde me siento seguro, hay que enfrentar las creencias que hemos adquirido a lo largo de la vida, porque otros nos las inculcaron, sobre todo en nuestra infancia, o por la propia aceptación consciente o no, ya de adultos. Pero no solo hay que enfrentar cambios en nuestras creencias, sino que en los hábitos también; y cuando se trata de cambios en la vida laboral, que también es parte muy importante de la vida de cada persona, la cuesta se empina aún más.

Si, es complejo y harto difícil, pero ¿qué ha sido fácil en la vida?

Atrévase a ser feliz.

 

 

La humanidad necesita resiliencia.
La vida que yo quiero. Conceptos respecto de las preguntas 1, 2.