Hoy sabemos que la felicidad no es un estado al que se llega por azar, sino que es el resultado de la actividad de unos circuitos cerebrales producto del proceso evolutivo, para producir un estado de bienestar. Así la felicidad puede estudiarse científicamente como cualquier otra función de la mente humana, corroborando investigaciones científicas, conjetura de los sabios y pensadores de todos los tiempos.  

Este conocimiento abre un camino nuevo al saber que la felicidad se puede lograr producto de acciones de nuestra voluntad. Al igual que cultivamos nuestro físico haciendo ejercicio, la salud comiendo sano y haciendo ejercicio, igual podemos cultivar la fortaleza cerebral y de las emociones, lo que se vuelve realmente relevante en esta búsqueda por conseguir la felicidad, nuestras acciones diarias son en una inmensa mayoría producto de nuestras emociones, por lo tanto es un hecho importantísimo entender las, cómo se gestionan, como las controlamos.  

También sabemos que el 95% de nuestras respuestas cotidianas son en piloto automático, o sea inconscientes; solamente el 5 % se hace de manera consciente. Nuestro cerebro es como un monito hiperactivo que no deja de tirar pensamientos de manera automática, de seguro todos lo podemos corroborar. Pues bien, debemos intentar seriamente tomar control de nuestra vida, de nuestros pensamientos, emociones y conductas. Así empezaremos a reprogramar nuestro cerebro. Ya veremos.