Vida sana

Como las emociones afectan nuestra forma de comer.

Si nuestra vida pasa siempre por las emociones, no hay decisión o acto que hagamos que no esté impregnado de alguna emoción, una actividad tan básica como nuestra alimentación, igualmente se verá influenciada por nuestras emociones.

Es cierto que comer es uno de los placeres de la vida y lo que es muy paradójico, es que por la misma forma en que comemos, nosotros mismos nos imponemos restricciones a ese placer de comer, solo porque lo hacemos de manera descontrolada, lejos de la conciencia de que los excesos en la forma de comer van en sentido contrario al bienestar y a la vida buena. Una correcta alimentación es una gran ayuda para lograr el equilibrio entre cuerpo y mente sana.

Comida y emociones.

Abusar del acto placentero de comer, no solamente puede hacer que nos sintamos más cansados y busquemos más comida constantemente, sino que puede provocar serios problemas de salud. La relación emoción-alimentación tiene que estar basada en comer justamente lo que necesitamos, son las emociones las que deben hacernos conscientes de la alimentación que necesitamos.

El organismo requiere “combustible” para funcionar adecuadamente. Esta energía se obtiene a partir del consumo periódico de alimentos. Cuando dejamos que pase demasiado tiempo entre una comida y otra (por ejemplo, al brincarse el desayuno) estamos obligando al cuerpo a que funcione con poco combustible. Esto puede hacernos sentir débiles, cansados y bajos de ánimo.

No solo la comida influye en nuestras emociones. La manera en que nos sentimos también puede afectar nuestra manera de alimentarnos. Cuando estamos cansados o no hemos dormido lo suficiente, es más probable que sintamos antojos por alimentos no saludables, como pastelería o refrescos gaseosos. De igual manera, cuando experimentamos estrés o ansiedad es muy común que tendamos a comer compulsivamente.

En muchas ocasiones nuestros estados de ánimo tienen que ver menos con nuestro entorno y más con cuestiones internas. La falta de ciertos nutrientes puede afectar la manera en que nos sentimos. Existen alimentos que pueden aumentar los niveles de serotonina, una de las hormonas de la felicidad, ayudando a mejorar el estado de ánimo. El chocolate, los frutos secos y los pescados azules aportan serotonina
cuando los consumimos, generando así una sensación de bienestar y felicidad.

A mayor prohibición, mayor riesgo de una gran comilona.

La normalización de las comidas es una condición necesaria para cualquier tratamiento de descontrol alimentario. Cuando hay prohibiciones de comer, esto actúa como un refuerzo en nuestro cerebro, casi que se vuelve como una obsesión por lo contrario a la prohibición. Nuestra mente no procesa términos negativos, si nos decimos “no debo comer papas fritas”, solo tendremos la imagen de manera recurrente de las papas fritas y por lo tanto nos darán más ganas de comerlas, no siempre sucederá que cedemos a esa tentación inconsciente, pero las posibilidades de que pase, que comamos esas papas fritas prohibidas, son bien elevadas.

Los condicionantes de los sedentarios.

Por eso a las personas sedentarias se les hace más complejo el poder controlar sus adicciones alimentarias con tendencia a crear desórdenes crónicos al comer. Estas personas tienen un factor emocional más influyente como es la desinhibición en la comida y los antojos consentidos de ciertos alimentos. En contrario en las personas deportistas, las emociones de culpabilidad como el miedo a la báscula y a comer dulces, tienen más influencia que las emociones de desinhibición en las comidas. Los factores emocionales en las personas sedentarias son más disfuncionales que en las personas deportistas. El exceso de antojos y la falta de control de la ingesta se relacionan más con la sobrealimentación y los problemas de conducta alimentaria.

Las dietas auto impuestas.

Desde hace varias décadas que existen las modas alimentarias por medio de las “dietas” del momento. Siempre, para decidir cambiar la forma de alimentarnos, tomar algunas “dietas”, lo recomendable es que sea bajo la supervisión de una especialista, jamás hacerlo por determinación propia, hay riesgos grandes a la salud si lo hace sin la adecuada supervisión de un especialista. Si tenemos una buena salud, y no hay prohibiciones médicas sobre comida alguna, es absolutamente innecesario estar buscando la dieta de moda. De manera respetuosa de los horarios y las porciones, la verdad es que podemos comer de todo, y si a esto le unimos una rutina de al menos tres veces por semana de hacer ejercicios,  una hora por cada día que haga ejercicio, deseando que esas rutinas de ejercicios sean ojalá en grupos afines, nuestras emociones estarán en sintonía con esa forma de vida, tendremos mayores eventos de generación de neurotransmisores como las endorfinas, de serotonina, de dopamina y de oxitocina, conocidas como el cuarteto de la felicidad. Simples tres actividades que convertimos en rutinas serán suficientes para hacernos sentir una mayor felicidad; comer sano, de manera adecuada, hacer ejercicio y compartir ambas actividades con personas vitaminas, (que nos hacen sentir bien con su sola presencia), estaremos ligando de manera muy positiva la influencia que tienen la emociones en la forma en que comemos, al final seguiremos disfrutando del placer de comer generando emociones positivas con el acto de alimentarse diariamente.

Atrévase a ser feliz.

Los beneficios de ser feliz en la salud pública
Liderazgo facilitador, comunicación (3 de 5)